domingo, 29 de enero de 2012

La náusea

Parafrasea, parafrasea, se decía en su mente el atolondrado de Leonard sentado en un amuermado sillón negro tapizado de rosas rojas, el único aparente refugio en el cual podía asentar su efímera humanidad -¡Ojalá este momento fuera más efímero!- se gritaba para sus adentros y así consolarse ante la certidumbre de encontrarse atrapado, una vez más, en el sillón de rosas.

No es que no creyera en Dios, bueno, la verdad es que le causaba pereza el pensar en Dios, así, con la D en mayúsculas, estaba harto de Él (sí, con la E mayúscula), aborrecía a Dios. A pesar de intentar mantenerse en un rango de “tolerancia”, que odiaba esa palabra aplicada casi en cualquier ámbito, no podía seguir soportando el discurso autoritario y totalitario de su cristianísimo tío, fanático cuya única lectura diaria dependía enteramente de la Biblia (otra palabra, así de huevos, que debía escribirse con la primera letra en mayúsculas) ¿por qué creer en un Dios que evita la autonomía, es intolerante y además misógino? En su momento Leonard fue un cristiano educado, fiel creyente no por aceptación social sino por convicción espiritual, claro que se había leído la Biblia, recibido clases, transcrito versículos y pegado por su habitación para recordarse lo que podía o no hacer; no siempre estaba seguro de sus métodos, pero creía en Dios de manera desmedida, ponía todo a su disposición, oraba todos los días e incluso asistió a varios grupos de jóvenes para compartir sus inquietudes del momento, sin embargo poco a poco sus inquietudes comenzaron a carecer de respuesta divina, y no es que Dios no le contestara, sino que las resoluciones divinas comenzaron a ser un lastre que evoca a la culpabilidad.

Ser gay significaba ser contra-natura, preocuparse por los problemas políticos, económicos y sociales eran cosa del mundo, asunto terrenal, siendo la salvación de su alma y la relación con Dios aquello que debía interesarle sobre todas las cosas; la liberación femenina había sido tachada por sus profesoras de la escuela bíblica como “puras pamplinas”; y el que le interesara leer toda clase de libros sólo lo inducían a tener pensamientos peligrosos, llegando al pecado… y bueno, del sexo y la masturbación mejor ni mencionarla. Sus problemas comenzaron a ser los problemas de cualquier joven de su edad con un poco de sentido común, sin embargo el enclaustramiento aniñado de sus compañeros cristianos le impedían avanzar.

Leonard dejó de ser cristiano desde el momento en que se folló a su primer hombre… ¿o fue cuando lo follaron? Porque no era un asunto de teoría. En teoría era gay, en la práctica había tenido su primer novio y tuvieron un buen faje por aquí, por allá, besos envidiables, en teoría ya se aceptaba y tenía el devenir gay, ahí con la conciencia de sí mismo en el umbral de la razón, pero el sexo es otra cosa, y más allá de “tener prácticas homosexuales” en la cama, en los baños, los vestidores… la homosexualidad es algo que se vive día con día, es un asunto político y no tenía por qué ir creyendo en dioses (con o sin la D mayúscula) que vinieran a decirles qué podía o no hacer en público con su homosexualidad, así era, de ese modo existía.

-Lo que pasa es que no lo ha puesto en oración- decía su cristianísimo tío a otro invitado de la enésima comida familiar, ¡y eso que apenas estaban en enero!
-La verdad entiendo que Dios quiere lo mejor para mí, pero también le pido fe y paciencia para esperar su disposición de las cosas…

Estaba atrapado. Leonard y su taza de café, ¿por qué demonios lo hacía?, ¿tomar café ahí? Mejor sería dejarse llevar por el sopor que anteriormente le azoraba, pero al contrario se encontraba escuchando con total lucidez los argumentos cristianos de todos los ahí presentes. No era nada novedoso para él que existieran esos grupos, su familia era uno esos, y aunque supieran de forma sobreentendida que era gay, preferían evitar al elefante blanco en la habitación –Pero si esa idea se encuentra tan usada, tanto como la de un Dios y la denuncia de los grupos cristianos- se levantó por un momento, casi por inercia, para servirse más café. Volvió a pensar en el parafraseado, en parafrasear a Beatriz Preciado cuando dijo que la idea de un Dios ya estaba superada, se enfadó con la filósofa, aunque esta ni idea de la existencia de él, una jotita mexicana, presuntuosa de provincia.

No podía pensar la supuesta emancipación de la idea de un Dios, no existía tal emancipación o superación, o como quisiera llamarla, seguramente estaba sobreactuando y tendría que regresar a la literatura para ver la cita de manera textual, pero ¡no! Estaba ahí, atrapado en una especie de híbrido entre el Medioevo y la época victoriana con sus manchones de colonialismo… bueno, va que sus referentes pertenecían a varios países y un par de continentes, pero el olor a añejo estaba ahí en el sillón de rosas, un decorado tan kitsch perteneciente a la cultura mexicana. Sintió náuseas.

-Hola- se acercó una chica que le sonrió y se sentó a su lado, era amiga de sóloDiosysusprimos sabían quién.
-Hola- regresó la sonrisa Leonard no sin mucho ánimo.
-Te gusta mucho el café, ¿verdad? Es la tercera vez que rellenas la taza.
-Bueno, es lo más fuerte que consumimos en estas comidas- contestó con sarcasmo.
-Te entiendo, en ocasiones desearía algo más consistente.
¿Podía ser que Leo no fuera el único agnóstico de la reunión?
-Una vez, en una noche invernal tomamos ponche y fue de lo más divertido- continuó diciendo la chica- estaba tan caliente, hirviendo, con fruta…
La chica seguía hablando de cuando unos amigos cristianos suyos decidieron bañarse en el río al amanecer. No es que el relato careciera de cierto interés más allá de bañarse en el agua helada, pero se remitía al hecho, no más. No sexo en el lago, no bromas pesadas, nada de cotilleos, nada de mala leche. Quizá estaba siendo no sólo muy crítico, sino también demasiado cínico. Era evidente el desinterés de los cristianos por el mundo exterior, su falta de acción siempre lo exasperaba, se les iba la vida en orar, sin embargo, tenía algo de envidiable bañarse en un río y ver el amanecer, y aunque el relato fuera propenso a cualquier tipo de manipulación mental, como por ejemplo imaginarse a él y a Víctor (al chico que más había amado hasta el momento), los dos desnudos, besándose con los primeros rayos de sol, y lo previo con la madrugada, el frío, después acariciarse hasta retozar de placer; si se exentaba de esas fantasías ¿no eran afortunados estos cristianos por su falta de proyección, de imaginación y perversión?

No sólo se sintió como una puta (que en su momento Leonard lo fue, historia vieja donde se acostaba con hombres mayores por dinero) pues veía la oportunidad de tener sexo en cualquier lado, pero no con cualquiera, Víctor seguía latiendo en su corazón aún en el recuerdo. Sin embargo, más allá tenía una percepción turbia de los hechos, si no pasaba “algo más”, si no estaba de por medio una charla decente con temas sobre arte, lo homosexual o sencillamente sobre lo social, lo privado y lo público, o como consuelo algo que le turbara su percepción, ya fuera drogas o alcohol, entonces ¿qué haría él en un río antes del amanecer además de morirse de frío? Sin la gente adecuada el lugar no valía la pena, y la gente adecuada atrae la situación deseada, pero para aquellos jóvenes religiosos bastaba con tener la experiencia, compartir un par de sonrisas y oraciones, se encontraban celestialmente alienados. Sintió un poco de envidia seguida por más náuseas.

3 comentarios:

  1. somos muchas cosas, aunque la edad, el ímpetu del sexo joven, necesitado de experiencias y sentimientos fuertes, unidos a los prejuicios y cargas sociales, nos hacen pensar que nuestra definición está de forma exclusiva en nuestra sexualidad...Para mí eres persona sensible y creativa, y.
    Un abrazo

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  2. Hola Las Horas,
    sólo quiero confirmarte que tu página figura entre las de mi blogroll, me gustaría que modificaras el enlace roto a mi antiguo blog por éste otro www.transmusiclation.com

    Muchas gracias de antemano por tu ayuda y comprensión :)

    PS: No pretendo que publiques este comentario con el fin de hacerme publicidad, simplemente es para pedirte la modificación, así que si una vez hecho quieres eliminarlo lo entenderé perfectamente.

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  3. Dante querido. Somos muchas cosas, tan bien lo dices, y tan poco luego lo entiendo. Me justifico, quizá, en la edad, siempre esta tonta edad, pero llena para hacer tantas cosas (dentro de ellas, las tonterías), en ocasiones me mata este exceso de sensibilidad y da el bloqueo creativo, pero sea la edad, sean mis emociones, sean las diosas, justo ahora me siento más prolífico respecto a obra artística, así que a darle =)

    Un abrazo de regreso.

    George. Tu sitio me encanta, ya casi no lo visito, pero he visto joyitas ahí, claro que cambio el enlace y te sigo. Y bueno, puedes hacer de vez en vez alguna publicidad en mi página, digo, siempre me traduces lo que pido, es lo mínimo que puedo hacer.

    Saludos

    Gracias, gracias por pasar.

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