sábado, 1 de agosto de 2009

El segundo intento de huída, eso y una redacción algo ¿perra?

Después de pasar el fin de semana en el departamento rentado de su amiga Susana del Zuzu, poco le ayudó a recuperarse, pues en las mañanas debía ir al hospital con ella y aunque no hacía nada lo que pasaba es que veía demasiado a los pacientes, por eso cuando estudiaba química, biología y lo que fuera, se había desprendido de ello: el sufrimiento humano lo enfermaba.
Cuando laboraba en el laboratorio había ido a tomar muestras sanguíneas de personas con dengue, gonorrea y VIH, cualquier estrado que fuera imaginable dentro de la mente de un doctor. Siempre estaba el peligro de infectarse si no se es demasiado cauteloso; Leonard lo fue en su momento, pero ahora estaba decaído y no creía poder siquiera tomar una aguja para sacarle sangre a un paciente enteramente sano. Tenía el aclamado pulso de maraquero del cual tanto se había burlado, Susana lo notó.
-No tienes por qué sacarle sangre a nadie, sólo ve… viborea, yo que sé.
-Sue, me gustaba estar en los laboratorios porque me sentía útil, ahora soy una carga.
-Bueno, tiene mucho que ver con que no lo has practicado en dos años. Además, no es tu máximo en la vida.
-Si quieres saber la verdad, no sé cuál es mi máximo en la vida.
-Muy gracioso, siempre has dicho que quieres ser escritor.
-Es parte de lo que digo, es parte de lo que soy, no es realmente lo que quiero ser, me refiero en términos generales.
-Leonard, entonces ¿qué quieres ser?
-No creo que las cosas se solucionen sólo así, diciendo lo que se quiere o no ser, o lo que se propone…
-Pero nada vas a solucionar si te quedas esperando, debes hacer algo para que… pase algo, sino pues no pasará nada.
-Me complicas más de lo que estoy.
-No entiendo cuál es la complicación. Terminas esta semana el semestre, tienes tiempo libre ¿qué deseas hacer con ese tiempo?

La verdad era que Leonard no sabía qué hacer con su tiempo fuera de la facultad, los tontos almuerzos , las falsas intenciones, todas esas mascaradas que implicaban ir de una exposición a otra para después meterse a un par de librerías y comprar como loco, esos días estaban pasando ¿estaba madurando o sólo envejeciendo?
Diana le había dicho que se recuperara, pero se lo había dicho con tal cara como si no creyera que no lo lograría.
-Me lo dijo como su tuviera cáncer o algo por el estilo, y pues no tenía más remedio que sentir lástima por mí- decía Leonard a Alfred en uno de los últimos días de entrega de trabajos finales.
-Pues es que parece que tienes cáncer o algo por el estilo…- Alfred solía ser una persona muy recatada en ese aspecto, el cinismo no se le daba y más que nada era un artista cibernético muy dedicado que bien podía rozar el autismo cuando se lo proponía.
-No hombre, no tienes cáncer ni nada que se le parezca- dijo Steve, un gran pintor, humilde realmente y con grandes preocupaciones sobre las artes plásticas que para muchos iba perdiendo terreno ante el discurso de la obra- lo que te pasa es que necesitas unas verdaderas vacaciones, no un viaje a la clínica más cercana.
-Mira que hasta el novio se Susana se veía a gusto con mi presencia. Siento que desperté tanta lástima en él que poco interés tuvo en los celos que yo podría despertar.
-Es que das un poquito de lástima- Alfred habló y después puso cara de arrepentimiento, al parecer se le había olvidado que estaba tratando con una persona, no con una máquina.
-No das lástima Leonard- Steve intentó arreglar las cosas- te ves cansado y ese intento de Bienal con el Hollin-lo-que-sea te está matando, a ti y a tu reputación… aunque pensándolo bien, esto es la facultad de artes y la reputación poco importa… bueno en ese aspecto de con quién te acuestas o…
-Si te depilas el área del biquini- dijo Edgard entrando en al aula y a la conversación- claro que importa con quién duermas, ¿de quién estamos hablando?
-De mí, y ahora de Nick, aunque sabes que no tenemos nada, apenas dejo que me tome de la mano.
-Ese hombre, mujer, hombre no deja de buscarte, así que ponle buena cara, la semana pasada salí con él, como amigos dejo en claro, y me parece una persona ligeramente insoportable.
-¿Te lo pareció?- dijo Steve a quién por ende le caía mal las personas muy opulentes.
-Creerás que él y yo nos llevaríamos bien por el simple hecho de ser homosexuales, pero no, nada tiene que ver eso…
-No- le interrumpió Steve- creí que se llevaría bien por snobs.
Edgard sonrió con total descaro –Te veo afuera Leonard- salió del aula.
-Te estás dejando influenciar por las locas del rodeo, necesitas vacaciones de todo esto, créeme.

¿Y si Steve tenía razón después de todo? Era probable que el ambiente artístico lo estuviera matando, eso y su relación amistosa con Nick. El semestre se había acabado y ahora el fulanito debía escoger los dos artistas para la Bienal. A Leonard no le interesaba en lo más mínimo el lugar, así que decidió con el total descaro del mundo, escribirle un correo a su “amigo” Nick, que más bien decía así:

Hola Nick, te escribo porque me voy de vacaciones con mi familia. Fue algo inesperado, ni siquiera yo lo tenía planeado, salgo la siguiente semana, bueno, dentro de tres días. El semestre ya terminó, por el momento ya no tengo ninguna razón para ir a la universidad y la verdad es que no estoy de humor. Sé muy bien que te vas también la siguiente semana. No podré asistir a tu fiesta de despedida pero igual me dio gusto conocerte. Suerte con tu Bienal, me agrada tu obra y creo que al público también le gustará.
Recibe mis mejores saludos. Leonard.

Una vez enviado el correo, Leonard no pudo dejar de sentirse como Berguer, uno de los novios de Carrie Bradshaw en la serie de “Sex and the city”, el hombre que en la quinta temporada la corta por medio de un post-it. La diferencia era que aquí no habían tenido un noviazgo ¿o sí? De hecho ni siquiera eran amigos, sólo que se sintió más miserable de lo normal. Se habían utilizado mutuamente, Leonard tomó a Nick como boleto de asistencia para una Bienal en la cual nunca asistiría, mientras Nick había tomado a Leonard como un deporte difícil de practicar, o al menos así prefería verlo Leonard… para no sentirse tan mal.
-En efecto- pensó Leonard- si fuera gay o perteneciera a su sociedad sería una reverenda perra.

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