lunes, 27 de febrero de 2012

Asco, miedo y mierda en la escuela de provincia

No era de sorprenderse que la política en México, sin importar el nivel social en el que se encontrara, estuviera llena de mierda. Tal era el caso de la universidad donde había estudiado Leonard y que por cierto, a la que aún asistía como asistente de la editorial en la misma casa de estudios.

Los políticos estaban afinando sus estocadas en todos los niveles y facturas imaginables, desde los que se postulaban para la presidencia de la República: el niño rico y guapo que no había leído un sólo libro en su vida; la mujer que en su momento había ocupado varios cargos políticos sin proponer nada de importancia y que además ahora usaba su género biológico para manipular a las masas; o el candidato despechado del sexenio pasado cuya campaña ególatra había llegado a los márgenes del odio, pero ahora intentaba redimirse según su nueva campaña de paz y amor; desde ese nivel descomunal hasta el estatal, federal, estudiantil.

A pesar de ser la Universidad de Leonard, una “Universidad Autónoma”, ningún alumno que tuviera un par de neuronas podía dejar de tener en cuenta que el gobierno de afuera gobernaba dentro de la supuesta autonomía universitaria, y ahora que se volvía a la selección de rector dentro de la institución, las aguas se movían.

El rector había dejado su puesto poniendo a otro en el interinato, bloqueándole la posibilidad de llegar a ser en un futuro el nuevo rector. El ahora ex-rector buscaba ser un pez más gordo dentro de la ya envilecida sociedad de provincia mexicana, y con ello, la nueva terna para la rectoría se había lanzado días antes, terna rechazada en la actualidad.

Noción: Los altos líderes deseaban por convicción que el colega del anterior rector ocupara el lugar que según ellos merecía tener, el de nuevo rector. Ambos psicólogos, ambos compañeros, el uno la mano derecha del otro y por lo mismo, la esperanza de ser una tapadera de la mala usanza. Se esperaba con obvias razones la prolongación del mandato para que así no salieran a la luz los malos tratos y la evidente vendimia de la autonomía universitaria.

Segunda noción: La terna fue rechaza, ¡la terna fue rechazada! Y además se usaron a los estudiantes como carne de cañón. Se hace lo que se ocupa. No es que la mayoría de los ahí presentes fueran tontos, sino sencillamente ignorantes, los estudiantes de una universidad falsamente autónoma son ignorantes, si acaso supieran la manipulación que se tuvo en la Revolución Francesa de los burgueses hacia el pueblo y así atacar a la monarquía, o de la falsa Independencia mexicana que sólo ensalzaba a la sociedad dominante usando a los poseedores de la materia prima, si se tuvieran estos conocimientos ¿habrían reclamado porque la terna fuera rechazada? Sobre todo porque al final los estudiantes eran los de menor voz y voto, sencillamente eran manipulados cual peones que defienden un alfil, un caballo, una reina…

Tercera noción: Los estudiantes estaban convencidos de estar en lo correcto. Con mamparas, carteles e incluso entrevistas televisadas, ellos hablaban con total seguridad sobre la manipulación política que existía dentro de la terna que ellos ahora rechazaban, pero… ¿acaso poner al “mejor hombre” y colega del ex rector no era una estrategia meramente política? Si era necesario argumentar una nueva proposición, que al menos fuera con buenas bases, ¿mejor estratagema?

Cuarta noción: ¡Que nos cuenten una mejor mentira, por favor! Incluso la dirección de la Facultad de Arte estaba a favor de un rector corrupto, tristeza eterna que mostraba ante la parcialidad del “bien común”, ya que como dirección le convenía apoyar al bando del ex rector, quien con sospechosa dádiva estaba construyendo un “nuevo edificio” para la Facultad de Arte (que de nuevo no debería tener nada, ya que se oferta una Licenciatura e incluso se les cobra un extra monetario a los alumnos de nuevo ingreso para que no hagan el curso de preselección, con el fin de ofrecer buenas instalaciones, cosa que no ha pasado en TODOS los años que tiene existiendo esta facultad, el edificio no tendría que ser presentado como un “avance”, un “regalo” y mucho menos como un favor, el edificio se debía a la gente de la localidad como quién oferta algo y no lo tiene, como quién promete y no cumple), pero de la dirección de arte ni hablar, ya se habían dado muestras de xenofobia en la facultad cuando se despidió injustificadamente a un profesor extranjero el semestre anterior.

Quinta noción: Usted, yo –penó Leonard- ninguno de los estudiantes, puede hacer nada. Era una especie de escala de la guerra contra las drogas en México, menor y con otro producto para el tráfico. El gobierno y las elecciones dentro de la Universidad Autónoma sólo eran un reflejo de lo que pasaba día con día en otras escalas del poner y la política. Alguna vez la profesora que impartía “Arte latinoamericano” en la facultad de España, Valencia, donde estudió Leonard, le dijo: Estos movimientos deben serviles a ustedes artistas, porque sí tienen un espíritu contestatario, tienen sobre qué trabajar, dialogar, moverse.

Mentira. Ni diálogo, ni verdadero movimiento y mucho menos un espacio para el trabajo y el juego limpio. Para nada, o era el sonido de una turba que se asemejaba más al ruido donde era imposible dialogar; o en su caso, un silencio indisoluble por parte de los alumnos.

Sexta noción: Después del mes de julio Leonard no tendría que ver nada más con aquella Universidad. Dejaría de lado su trabajo en la editorial, se encargaría de su papeleo para así agilizar su titulación y después… ¡¿después qué importa?! Justo ahora las aguas se movían levemente en la superficie como quién ignora que en la profundidad se desató la verdadera batalla entre los peces gordos de la era jurásica, en el fondo, muy en lo hondo y lo oscuro se decidía qué barcos podían o no navegar, a cuales derrumbar, y Leonard… él sólo deseaba poder despegar de la superficie del agua lo más pronto posible.

Las elecciones en la Universidad “Autónoma” habían iniciado.

1 comentario:

  1. Tengo varias posibles opiniones –y por varias, no tengo ninguna- al respecto. Ciertamente es que si hay algo que me parece sumamente triste es la sumisión y el desentendimiento de los movimientos sistémicos y los posibles movimientos anti sistémicos que hay en torno a algo que nos concierne, si no a todos, sí a la mayoría o a varios, al menos. La cosa es que no puedo objetar nada, y si lo hago sería injusto de todas a todas, puesto que yo también soy partícipe de ese conformismo. En mayor o menor medida, pero lo soy.
    Sin embargo no pierdo la esperanza no de mi parte, ni de la de nadie. Aunque sea una esperanza más bien ingenua. Ya sabemos que soy un romántico idealista, pero en lo personal no creo que pelearía por la UAEM, aún siendo mi propia casa de estudios. Y no lo haría no por lo arriesgado sino por lo sinsentido que quizá resulte, a juzgar por lo poco que sé del sistema imperante.
    Total que mejor no opino nada, si no tengo nada que proponer. Pero yo en lo personal, no movería una pieza, al menos no solo y en estas condiciones de desinformación…
    Me resulta triste confesarme en estas condiciones, y aceptar las condiciones de la casa de estudios en sí misma.
    Con secula seculorum.

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