sábado, 11 de septiembre de 2010

Souviens-Toi Du Jour

Era extraño para el mismo Leonard que en el mes actual todo se condujera con una gran sencillez. El ambiente era afable y no creía estar asfixiándose dentro de su monotonía. Todo era distinto al año pasado, que por las mismas fechas, no hacía más que cuestionar su trabajo creativo así como su sexualidad, incluso osó enamorarse y escuchar las canciones de Mylene Farmer, aquellas como “Innamoramento”, una conjunción de nostalgia, incomprensión, amor y enamoramiento.
Pero si hace un año escuchaba “Innamoramento” y “Je M'ennuie“, ahora su espíritu se remitía a tonadas como “Souviens-Toi Du Jour...” y “Je Te Rends Ton Amour”. Casi todas pertenecientes al quinto álbum de Mylene llamado como la canción, “Innamoramento”, era el favorito de Leonard por su gran profundidad literaria, casi todas las canciones se inspiraban en algún autor francés o en las experiencias personales de la cantante. Mezclaba su romanticismo tempestuoso con la independencia del ser.
Sólo le quedaba recordar y de ahí nacía la pertenencia. Aunque el recuerdo traiciona, normalmente es a favor de la histeria personal, lo cual solapa la esencia del individuo, la posible disociación.
Se encontraba en la casa de sus padres, específicamente el cuarto que ellos le dieron como propio. Al paso del tiempo era lo único que le quedaba: nuevamente una pertenecía del espacio prestado o que quizá por potestad de sangre le era otorgado. Dejó su libro de “Las amistades peligrosas”, le estaba dando otra revisión cuando encontró la frase “Conocer a los hombres para influir en ellos”, una manía a la que pocos habían sobrevivido.
Ya no deseaba influir en la gente (aunque siguiera en su torpe intento de escribir crítica de música) ergo tampoco deseaba conocer a los hombres. El conocimiento de los mismos le había traído en un pasado muy cercano una tortura poco satisfactoria que ni a él, como fiel masoquista, le interesaba en un presente. Esa develación de la esencia humana (o de hombres homosexuales que se hacían pasar por humanos) le cayó como mierda cuando recibió en la mañana de aquel día el guión de Orlando. Se llamaba “Así de fácil” y describía su relación sin gran omisión más que la reducción formal de las cosas. Los pasos del guión eran los siguientes:

-Introducción: Dos chicos se conocen en una fiesta. Uno se llama Ted (el alter-ego de Orlando) y el otro Luciano (la representación de Leonard)
-Noción: Luciano hace una apuesta con su amigo Edivaldo (representación de Edgard) para ver quién conquista a Ted con mayor facilidad.
-Transcurso: Ted es conquistado por Luciano. El segundo se empieza a enamorar del primero, dejando de lado la apuesta.
-Giro sorpresivo: Cuando Luciano está muy enamorado, se entera que durante casi toda la relación Ted le ha sido infiel con Edivaldo.
-Conclusión: Luciano enloquece, desapareciendo en las entrañas de un psiquiátrico, mientras Ted deja a Edivaldo, ya que sólo estaba jugando con él.

Era un guión que se solucionaba fácilmente con un par de escenas clave. El título, “Así de fácil”, hablaba de la supremacía por parte de Ted para jugar con las emociones de los dos chicos que apostaban en su nombre. El único problema que veía Leonard (desde un punto de vista severamente objetivo) era que los personajes aparentemente secundarios, Luciano y Edivaldo, estaban mejor delineados que el mismo protagonista. Ted era el pretexto para crear grandes emociones romanticonas en Luciano así como un tórrido deseo sexual en Edivaldo.
-Es como si Madame de Tourvel de “Las amistades peligrosas”, se enterara que la Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont están jugando con ella, apostando por placer- le dijo Orlando a Leonard en un paseo que tuvieron- así que ella decide tomar venganza.
-Me parece razonable- fue lo único que pudo contestar Leonard, intentando obviar que él era la Marquesa de Merteuil y Edgard representaba al Vizconde de Valmont, mientras Orlando se respaldaba en la carismática y angelical figura de Madame de Tourvel.

Lo curioso de Orlando era que frente a Leonard no era aquella fiera desafiante que en su momento conocieron muchos de sus anteriores novios. Con Leonard de por medio, Orlando era dulce, casi enfermizo y muy frágil; llevaba a cabo una actuación digna de ser reconocida, en su interior lo único que deseaba Orlando era que Leonard le llamara “Mi ángel mortecino”, como en los viejos tiempos, como en el recuerdo.

Leonard estaba un poco confundido por el guión, ¿no había notado un mórbido interés por parte de Orlando? Le pareció que le coqueteaba, sin embargo él se remitió a disuadirlo de sus intenciones, no deseaba nada con él. Pero ahora con el guión en sus manos, uno donde él era un tal Luciano, el loco de la historia, ¿no era una forma muy torpe de querer reconquistarlo? Además, el pintar a Edgard como el tal Edivaldo, un hombre cuyos deseos sexuales le llevan a la frustración al no poder tener al objeto deseado, convirtiéndolo en un promiscuo algo mecanizado, pues al final de la historia Edivaldo se va a tener sexo con cuanto hombre se le ponga enfrente ya que queda frustrado ante el abandono de Ted.
-Los personajes secundarios dicen más sobre las características del principal, eso es bueno- se quedó pensando Leonard frente a su ejemplar del guión, apenas duraba poco más de veinte minutos. Estaba bien cohesionada la acción- Orlando logró algo que yo jamás pude con mi guión. Es tan bueno que me da algo de envidia- prendió un cigarro y se acercó a la ventana. Vio el guión, abrió la novela de “Las amistades peligrosas”, recordó aquel día mientras paseaba con Orlando:
-¿Pero entonces por qué quieres que dirija el cortometraje?- inquirió Leonard.
-Porque ya te dije cuál es mi inspiración, la novela de Pierre Choderlos de Laclos es sublime y no conozco a nadie que la haya estudiado tanto y tan bien como tú- fue la respuesta muy calma pero risueña por parte de Orlando.
-La leí hace tres años, y mi estudio sobre ella fue de hace tres años.
-Entonces tendrás que releerla. Lees muy rápido, no tendrás problema en tenerla terminada así como hacer otras investigaciones antes de la grabación. Es inicio de semestre, aún no hay mucho trabajo.
-Supongo.

Aceptó esa proposición de ser director sin antes preguntarse: ¿Y cómo será la visión de Orlando ante nuestra antigua relación? Leonard tenía muy en claro que él no hizo bien en apostar en su nombre ni pelearse con Edgard por un hombre; también concluía que su actitud hacia Orlando fue despectiva y hostil, por lo mismo buscó algún tipo de redención, aunque por ello se sintió un obtuso moralino. En efecto esas eran las razones por las que decidió aceptar el trabajo con Orlando, pero el peso emocional tenía una recalcitrante angustia, ¿y si volvía a pasar algo con Orlando? Pero si él ni lo amaba, ¿volvería a cometer los mismos errores?, ¿estaría malinterpretando a Orlando? Probablemente sólo deseaba, igual que él, hacer las paces con su ex para seguir adelante. Cuestionamientos, recuerdos…
Si con Neil Jordan y su película “The End of the Affair”, comprendió que cada relación tiene una doble versión (o quizá hasta más), le parecía justo que Orlando expresara su versión de los hechos, pues él ya la había escrito y hasta publicado en la Web, un lugar donde todo mundo podía leerla. Era el turno de Orlando para producir su corto “Así de fácil” -¿Y después?- se preguntó Leonard- seguro lo sube al You Tube- se sonrió.
Terminó su cigarro, después se separó de la ventana para volver a su libro dentro de las comparaciones con el guión.

2 comentarios:

  1. Me mudé a tu otro blog Belle de jour...

    BESOTES!

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  2. Stan querido, donde quieras eres bienvenido. BESOTES de regreso.

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