miércoles, 1 de junio de 2011

Zero

Los estudiantes blandían sus mamparas de color rojo y negro, gritaban en la vía pública, se movían furtivamente entre las personas para pedirles su opinión. Los estudiantes estallaban en risas, gritos, algunos drogados, otros totalmente lúcidos. Los estudiantes existían sin existir. Estaban ahí el mismo día cuando se hacían las elecciones para el nuevo gobierno en España, mientras los ciudadanos decidían mediante el voto cuál podría ser el menor mal para su país, ¿apostarían nuevamente por la izquierda?, ¿estarían con la derecha?, ¿Qué acaso un país católico no tenía una doble derecha? Una doble mano derecha, lo diestro, ayudaba a escribir sus leyes parlamentarias. Los estudiantes estaban ahí para exigir una democracia mientras los reyes vivían de una pensión que los padres de aquellos chicos pagaban. España se decía estar en actividad. Era mayo… otra vez.

Leonard se sentía en una especie de vacua representación del filme “The dreamers” de Bertolucci. A él siempre le había parecido que la película era pobre en cuanto a la época social/revolucionaria donde se establecía la acción: El mayo del 68. Una representación de los hechos inocua. Estos mayos del 68, ¿qué pensar de ellos?, ¿qué podía saber de ellos? Sólo recientemente, de unos años a la fecha, se había dedicado a instruirse en los acontecimientos de aquel año en distintos países, sobre todo en México. La investigación no sólo le entristeció al enterarse de todas las atrocidades cometidas en su país frente al movimiento estudiantil, sino el fuerte oleaje de indiferencia que se desprendía frente a las nuevas generaciones. En su caso particular, al pertenecer a una familia que se consideraba “tranquila” y ajena a todas esas acciones contestatarias, había vivido en la total ignorancia. Ni sus padres, abuelos, escuelas, profesores de primaria, secundaria o bachillerato le habían enseñado nada sobre el tema, fue hasta la universidad, donde todos parecían saber del movimiento del 68, cuando Leonard se dispuso a investigar el asunto. ¿Cómo había podido vivir así? Sin lugar a dudas por ello, en ocasiones, el mundo le parecía aburrido o poco atrayente, pues ignoraba todo lo que sucedía en el exterior.

Ahora, bien informado gracias a sus amados libros, que si algo les agradecía a sus padres era esa falta de censura, admiraba como los estudiantes españoles, la mayoría de ellos blancos, hermosos y algo sucios (porque así debía ser su imagen contestataria) se manifestaban frente a las plazas principales de aquella ciudad. Era verdad, no se encontraba en la capital de España y los chicos no tenían la culpa de su gran herencia europea en los rostros, los cuerpos, los ojos, pero sí de una identidad caduca, una donde se interesaba más por la mistificación del evento sin realmente proponer algo nuevo y mirar a su entorno. Si hubieran visto a su alrededor se habría percatado de la joven latina que daba panfletos para el partido socialista, o de la chica con gafas y acné que entregaba la propaganda del partido de derecha, si se hubieran volteado a ver eso se darían cuenta de lo estereotipado que es el planeta, de lo prototípico que puede llegar a ser España. De lo “lindo” de una sociedad sujeta a acciones que ayudan a la sublimación de su indignación, porque así eran llamados, estos alumnos, grandes, mayores, burgueses que salían a la calle, no tan burgueses, gente bonita y no tan bonita, pero la mayoría sin ser realmente inmigrante (al menos en la ciudad donde estaba Leonard), porque los inmigrantes no tienen voto, muchos son ilegales y la mentalidad de algunos citadinos de ahí era que los inmigrantes sólo sirven para recoger la mierda de sus perros. Estos activistas eran llamados, “los indignados” -¿Honestamente de qué estaban indignados? Y dicha indignación ¿a qué se refería?, ¿en qué desembocaba?- se preguntaba Leonard -¿y su monarquía?...

“No creas que nuestra monarquía es rica y vive tan bien como la inglesa”, le habían dicho algunos españoles nativos de aquella ciudad, “el rey, en su momento evitó un golpe de estado”, el franquismo pesaba, la historia y la desunificación de España también, “los reyes viven de pensión”… y el toro negro pesa más como imagen unificadora que la bandera roja y amarilla. Lo único que tenía en mente Leonard es que él no entendía nada de eso. Le preguntó a Pedro, su novio, pero este tampoco se interesaba demasiado en la política, todo lo que no fuera filosofía no valía mucho la pena para él, aunque lo irónico de la ecuación es que se especializaba en filósofos griegos y por ende, también en la democracia. Leonard sabía que Pedro le mentía porque no quería que tuvieran diferencias, ambos eran de carácter fuerte, el artista siendo volátil, el filósofo tajante, existía el diálogo, pero como se sabían cortos de tiempo, aunque se amaban tenían muy presente la partida de Leonard en un par de meses, preferían no complicar su relación más allá de la falta de tiempo, el fin del cuatrimestre les complicaba mucho sus agendas, sobre todo la de Pedro. Sin embargo, en la mente de Leonard, toda esta falta de tiempo le parecía sólo un pretexto para no hablar claro sobre el tema, sobre cualquier tema, su relación merecía ser analizada desde varias perspectivas.

Las elecciones pasaron y el partido conservador ganó un auge temible, España había perdido la confianza en los partidos socialistas y de izquierda. En las escuelas los alumnos había sido reabsorbidos por sus tareas, exámenes, trabajos. Los alumnos habían dejado de existir como entes pensantes y creativos para al final pertenecer al sistema opresor que les hacía leer cuatro libros en un mes, memorizarlos sin analizar, hacer un control de lectura sobre el activismo en la red y al final se podían encontrar dentro del examen con preguntas totalmente ajenas al activismo, apegadas a datos superfluos como fechas, nombres, cuestiones circunstanciales. Los estudiantes estaban ahí, indignados de pertenecer a un sistema que los exprimía en tiempo y espacio, pero no en intelecto o activismo, ahí en el país del aparente eterno confort ¿qué podía esperar Leonard? No tenía futuro, ¿en México lo tendría? Seguramente tampoco.

Mayo había terminado.

4 comentarios:

  1. lalaleo: yo sí viví los dos mayos y te puedo asegurar que el otro, además de consignas bonitas para colgar de las camisetas y las paredes, dejó un buen montón de cosas de las que todavía ¿disfrutamos?
    Relativo es la palabra que define nuestra vida toda y tal vez algunos países no han llegado aún al Renacimiento, pero aún esos se benefician de ciertos logros del 68.
    Estos de hoy? Como saberlo si estamos al borde del abismo absoluto cada día. Me basta para empezar conque hablen de reflexión y no de borrachera, de restaurar antes que de demoler.
    Escribes bien, piensas, te saludo.
    Yo, sin demasiado tiempo ya para las despedidas, vivo el luto de una inesperada.

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  2. Cuando digo ¿estos de hoy? me refiero a los indignados por supuesto...
    Las prisas no son buenas.

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  3. Dante querido.

    Gracias por tus comentarios, sí había entendido eso de "¿Estos de hoy?", quizá soy muy crítico con cosas que apenas entiendo, pero realmente me interesan, es curioso que me suceda estando aquí en España. Por cierto, sí iré a Barcelona, espero poder verte... y gracias por decir que escribo bien, es más que un cumplido y comentario de tu parte. Un abrazo grande.

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  4. Perdona que mi comentario no tenga nada que ver con tu escrito, pero tengo una duda

    No sé con cuantra frecuencia revises tu cuenta de youtube pero pregunté algo en un video de ahí (el recorrido por la UAEM), por si no la revisas seguido haré la misma pregunta:

    En qué ciudad se encuentra la facultad de artes, donde actualmente están llevando clases?
    y qué antigüedad tiene esta carrera en su escuela?
    sería de mucha ayuda si respondieras a mi pregunta, gracias.

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Lalalea aquí