domingo, 25 de abril de 2010

Never be free...

Y el florero voló, tuvo cierto encanto verlo virar en el aire con aspecto poético. Era de cristal no muy fino, lo fino ahí era el sentimiento con el cuál habían sido regaladas las rosas amarillas que se encontraban en él, así como el enojo con el cual había sido arrojado al piso; Leonard sólo tuvo un leve titubeo cuando observó los pequeños cristales se elevaban por inercia provocada por el choque con el piso, así en su acto dubitativo volteó la cara y parte del cuerpo, cayéndole parte de los restos en el brazo derecho. Empezó a llorar como en meses no lo hacía, se sentía destrozado en su interior, carente de apariencia o identidad, pensó por un momento que no tenía rostro y que su cabello era la simple repercusión del entorno, los demás le imaginaban como era, pero él no era nada, no existía.

-¡¿Qué pasó, te hiciste daño?! – Entró Carlota al comedor completamente asustada- te sangra el brazo.
-No soy un florero ¿sabes? No soy un recipiente que se llena al antojo ajeno y después se coloca en el fondo de una habitación sobre una mesa redonda bellamente ataviada por un mantel bien planchado, no soy un adorno, respiro pero no existo.
-Leo, tranquilízate- le dijo su hermana acercándose paulatinamente y rodeando los cristales en el piso.
-¡No puedo!- vociferó- la gente dice quererme por lo que soy pero más bien me adora por lo que aparento, les agrada tener mi presencia cerca de ellos con fines meramente ornamentales, les gusta llenar el agua de mis rosas, les encanta darle de beber a una planta que sin importar el tiempo que se le riegue ha de morir, les fascina la subsistencia por ensanchamiento social, no por necesidad o requerimiento político, no existe un fondo dentro de su forma de vivir, no encuentro el contenido de la profundidad si todo es aparentemente transparente, un florero que es transparente, rellenado por agua tranparente, lo único, ¡lo único que se aprecia es el tallo roto!
-Sí Leonard, sí, ven, vamos a que te sientes- Carlota lo sabía, se había vuelto a meter algo su hermano y sólo le quedaba tranquilizarlo antes de que sus padres llegaran a la casa, comprobando las sospechas de que su hijo seguía metido en un vaivén existencial.
-¡No quiero sentarme! Todo lo que hago es estar estático, mi vida es cual sala de espera de algún hospital federal, ninguna puerta se abrirá para darme la salud que deseo, ningún doctor vendrá con su grandilocuente argumento para condecorarme con la alta inmunidad que tanto requiero. Si se abre una puerta, si sale acaso un doctor, será sólo para decirme que mi tiempo se ha terminado, como el florero, ¡mira el florero!- aventó al aire un grito y su dedo señalaba los cristales rotos.
-Lo veo Leo, ¿Por qué no te damos mejor un baño?, ¿prefieres recostarte?
-No quiero agua, no quiero cama, quiero una identidad, algo que me diga que éste de aquí soy yo y que existo, que no soy el prejuicio externo, que no soy un florero. ¡Porque no lo soy!, mírame bien y de frente Carlota querida, ¿te parezco que nacimos para vivir sólo del contexto?, ¿crees que así debieron ser las cosas? Una furcia que satisface al rey cambiando de posición sexual para tener paradójicamente una posición social, un lugar en la corte, enaltecernos por medios externos, no por lo que se es, sino por lo que se espera que seamos, argumentos de poder, de construcción del mismo. La gente me quiere, pero me quiere como florero, cuando dejo de serlo y tengo una opinión, un gusto personal o quizá algo distinto a lo que se espera es mejor dejar de alimentar las rosas ¿no?
-Leonard, es la droga la que habla, no tú. La gente te quiere.
-Pensarás que soy un egocéntrico, toda una vida echada al olvido, fabricando, creyendo que vas a un punto, dedicándote por alcanzar una meta que descubres no facturaste tú con entera conciencia, sino por mera reminiscencia, llegar a un punto que realmente no querías llegar, es como diría la Woolf, una vida que no quiero vivir, viviendo en un pueblo que no deseo vivir.
-Es una etapa, todos la tenemos, estás teniendo un mal momento.
Leonard empezó a reír entre sus sollozos –Un mal momento es sólo la vana justificación para decir que lo que tienes justo ahora no basta, que deseas olvidarte y deshacerte de ello para continuar con algo mejor, un mal momento es pasajero, un mal momento se cura cuando alguien te dice que ya no te verá nunca más porque te incomoda, un mal momento no es una identidad robada, los malos momentos se componen por horas perdidas fácilmente subsanadas por días felices. Lo que yo tengo no es un mal momento, ¡los malos momentos se pueden olvidar en menos de un mes!, ¡en un suspiró!
-Bueno, has tenido una mala semana.
-Dos para ser exactos.
-Dos malas semanas. Pero debes intentar desintoxicarte, entrar en este estado no te ayuda en nada…
-Se deduce que debería relajarte, no alterarte.
-¿Dónde conseguiste la droga?
-Con Ferdinand- Leonard empezó a reír sin parar- pregunta por las rosas, pregunta por ellas.
Carlota suspiró -¿Y las rosas?
-De Orlando, envió rosas, cómo si importara el nombre o el detalle. Sólo las envió como quién manda un regalo pues presiente que no serán despechadas, pues vivimos en un mundo donde los regalos son amados.
-¿Por qué te envió rosas?
-Desea volver, ¡desea volver justo ahora! ¿No ve que no tengo tiempo ni para definirme? Me deseché a la vaciedad del alma porque me dejó, me acosté con todos lo que podía para estar a su nivel de desinterés, lo paradójico fue el ahínco con lo cual lo practiqué, fingir desinterés mediante la completa dedicación hacia el mismo, ¿no te parezco patético?- se soltó del brazo de su hermana y pisoteó las rosas- jamás pasará, jamás daré vuelta atrás. Ni la amistad, ni la cordura, nada, cambié y soy un desastre… por… por…-balbuceaba- por él, cambié por él y ni siquiera le importó.
-Pero si quiere volver es por algo, ¿no te parece? Algún interés debe tener.
-Hacer más daño, ¿volver a los viejos cánones? Qué no me engañe, ¡qué no se engañe!- empezó a llorar cada vez más fuerte, llegando incluso a un berrido.
-¿Aún lo amas?- preguntó Carlota no sin cierto temor.
-No- dijo él sin siquiera pensarlo- en absoluto.
-¿Entonces por qué reaccionas así?
-Me di cuenta que influyó en mí de una manera incontrolable y que no hay vuelta atrás. Cuando estuve con él no me elegí a mí como persona sino cual pareja, perdí mi autonomía, si es que en algún momento la tuve. Y ahora aún sin su presencia, su marca sigue en mí, soy su florero.
-Las personas te marcan, es inevitable, tú también las modificas.
-Pensar que tuve injerencia en la vida de Orlando son puras patrañas- con su cabello despeinado y ya más calmado, Leonard se dirigió al sofá de su sala para poder sentarse en él.
-Los floreros no me gustan, si no les cambias el agua entonces apestan y huelen a florero de cementerio, lo peor de ser un florero, es ser uno de cementerio ¿no te parece?-acotó Carlota con tono ligero.
-Eso del florero del cementerio es otra simbología, algo con la vida y la muerte, de valorar la muerte de una persona con la vida de las flores, es una especie de intercambio donde la muerte siempre termina por ganar.
-Más bien yo lo digo por el olor, soy más sensorial y menos filosófica- le sonrió Carlota a su hermano.
-Sabes que de filósofo no tengo nada.
-Te equivocas. Tienes lo drogado- empezó a reír con mesura- vamos, te acompaño a tu habitación para que te recuestes mientras yo limpio éste desastre.
-Eres un ángel.
-Lo sé, te percatarías que tú también lo eres si no fuera porque te la pasas impregnando de drama todos los días de tu existencia.

Por la mirada que le dirigía su hermana, Leonard se percató que después de muchos años realmente estaba preocupada por él, en ese momento le veía con toda asertividad como su hermano menor, la verdadera inmadurez sin sentido que desemboca en los veintiún años de edad. Jamás se había sentido como algo tan vil y bajo frente a su hermana, pero no tenía otra cara por el momento, eso era lo que él representaba y sería difícil volver al punto de partida. Aquel donde quizá sí existía.

2 comentarios:

  1. Leonard está agotando la paciencia de todos con sus problemitas existenciales. Yo lo internaría en una clínica psiquiátrica una larga temporada!!

    BESOTES Y BUENA SEMANA!!!

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  2. jajajajajajajajajaja eres genial Stanley, ya debo sacarlo del embrollo, supongo que debe regresar a su “etapa” feliz, júralo que voy a terminar metiéndolo en una clínica!!. Pero ya, algo bueno se me ha de ocurrir para esta ficción. Gracias por pasar. Besos y que tengas una buena semana.

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