viernes, 5 de marzo de 2010

Papá Freud, mamá locura, ¡soy adicto!

-Por querer abarcar todo nos quedamos en la nada- pensaba Leonard estando en su habitación rentada. “Es la última semana que estás en ella, tendrás que estar de vuelta” le habían dicho sus padres “No estuviste bien, bajaste de peso, te metiste cosas ¿en qué pensabas?”

Justo después se encontraba en un grupo de adictos a muchas cosas, entre ellas al trabajo y los ansiolíticos, al estrés y sentirse mal. Con inscribirlo en tal grupo de ayuda “anónima” sus padres demostraban su creciente interés en él, sin embargo era un interés que poco le interesaba a Leonard, ¿qué sacaría de todo eso? Justo en ese momento una mujer voluntaria se ponía a explicarles el problema de ingerir ciertas drogas aún cuando fueran legales, aquellas que activan el deseo por el suicidio en personas que son proclives a la idea de llevarlo a cabo, o cómo sencillamente inhiben los deseos de vivir.
-Es como la marihuana- decía la mujer que caminaba de un lado a otro dentro de la amplia habitación con varios integrantes- las drogas pueden hacer que una persona se suicide.
- Como Alexandre McQueen- dijo Leonard sin realmente pensarlo.
-¿Disculpa?-dijo ella sin alterarse y con un tono tiernísimo, cual si tuviera miedo de espantar a su discípulo.
-McQueen, el diseñador de moda- guardó silencio esperando respuesta dentro de su gran grupo de anónimos, sin embargo no la recibió… claro, ¿qué esperaba? La mayoría eran un cliché, un poco como él, sólo que los demás eran clichés de provincia que jamás habían siquiera ansiado salir de aquella ciudad, y él que lo había logrado ahora pasaba sus fines de semana en reuniones patéticas con temas de “No te suicides por favor” –Bueno, McQueen, un gran diseñador, pueden ver su ropa en el último video de Lady Gaga- entonces cuando dijo eso todos pusieron cara de saber, al menos, de quién se hablaba, en especial una jotona algo gorda que dijo “Ay, es divina”- En fin, el hombre tenía la vida del ensueño, una buena posición, fama, su pareja estable, que debo acotar que en el mundo homosexual es bastante difícil, y además imponía tendencias cada vez que sacaba algo, sencillamente adorable, y un día como si nada amanece muerto, colgado en su casa. Una amiga me dijo que probablemente se drogaba.
-¿Y qué piensas al respecto?
-Que es posible, pero se me hace una cuestión muy gratuita eso de si te drogas te mueres ¿no? Los que nos metemos… nos metíamos cosas- recapacitó como si en verdad hubiera dejado de hacerlo- lo hacíamos porque daba placer.
-Leonard ¿verdad?
-Ese soy yo.
-Bien Leonard. Nadie está diciendo nada sobre aquello que les trajo aquí, muchos están porque son histéricos o su neurosis ha superado sus mecanismos de defensa, de sublimar las cosas. Seguro no quieres exponerte.
-Bueno, no es que se quiera o no exponerse, pero las cosas como son ¿no?- bufó Leonard algo cansado, estaba un poco más allá del mes y medio de clases donde dormía un promedio de cuatro horas diarias, escribía menos que poco y producía cualquier cosa. Le gustaba salir con los amigos, cacarear por los pasillos y dejar que el mundo rodara, de repente le sorprendía la soltura de su vida, pero pretendía tener un rumbo: el de la liberación.
-Eso está bien, para eso son las terapias de grupo.
-Claro, es de dar y recibir. Somos adictos a algo si es que estamos aquí, y no sé cómo demonios me voy yo a vincular con alguien de cuarenta y cinco años o con una ama de casa frustrada, no sé lo que les llevó a drogarse pero en lo personal lo tengo bien claro, tuve una crisis y las drogas legales desde los antigripales y los ansiolíticos, hasta las aparentemente ilegales como fumarte un gallito, un churro, un porro, un pitillo, como diablos gustes, los brownies nunca me jalaron- sacudió su mano izquierda haciendo un ademán para que la mujer se tranquilizara- a lo que voy es que ¿realmente crees que voy a terminar por matarme sólo porque meto algo más a mi cuerpo? Digo, antes de eso no podía comer ni una estúpida uva sin vomitar, después de mis medicamentos me empecé a sentir bien.
-Creaste una adicción a ellos, por eso estás aquí. No es malo medicarse, no lo es sobre todo en tu caso que tenías prescripción pero abusaste.
-Bueno- Leonard entornó los ojos y volvió a dar una especie de manotazo al aire con su mano izquierda- eso que me dices de que tenía o no prescripción demuestra que sabes más de lo que aparentas, sin embargo no estoy aquí porque sea un adicto, ni porque haya querido matarme- hizo una pausa- de forma real- volteó a ver a sus compañeros, quienes le veían con un poco de extrañeza y otros tantos con desinterés- todos tenemos esos pensamientos suicidas pero no lo llevamos a cabo, y eso que dices sobre ser proclives o no al suicidio no me convence, yo me meto… metía-volvió a reiterar- cosas que me hacían sentir mejor, no me está poniendo en un estado anímico peor al anterior.
-¿Entonces por qué estás aquí?- le dijo de modo retórico aquella voluntariosa mujer.
-Porque bajé otra vez cinco kilos y mis padres me ven muy delgado, porque no duermo a mis horas y me quedo dormido en todos lados, porque no tengo muchas energías y porque intentaron darme vitaminas pero ahora sospechan de mí, de lo que hago, de quién frecuento, y porque eché todo a perder, tenía un poco de independencia, un departamento en otra ciudad que no era esta, salidas con mis amigos a lugares que ellos no aprobarían, pero ahora tengo que volver a viajar a diario, regresar a una hora determinada y tengo las salidas restringidas, obligándome a dormir mínimo cuatro horas al día… sin café- a ésta última frase sobre el café Leonard le dio un toque irónico, mirando a todos sus acompañantes como si fuera la peor tragedia del mundo. Ni las drogas o el suicidio eran tan buenos o malos como el café –Y porque al fin acepté que al menos soy bisexual… uy ¡qué demonios!, pues que mis padres no lo saben pero se lo sospechan y espero que esto sea realmente anónimo pues todo mundo se conoce en esta ciudad de porquería.
-No conozco a tus padres, sólo cuando vinieron a dejar la solicitud para la terapia grupal, pero creo que necesitas algo más personal. Y no te preocupes tus padres te quieren tal…
-Ay no me diga eso que me jode- le interrumpió Leonard- perdón por ser tan descortés, pero puedo aguantar que me quiten las drogas y el desvelo, pero no tolero que me quiten el cigarro y el café.
-Bueno, no estamos pidiendo que nos recites tu historia si es que tú no lo deseas.
-Sí, sí, lo desea, se le nota- dijo la jotona gorda.
-¿Pues qué le puedo decir? Estoy bien, mucho mejor, vivo y desintoxicado…
-Eso ya lo sabemos, sobre que eres bi, cuéntanos sobre eso, ¡sobre eso!
La mujer volteó a ver a aquel jovencillo gordo que evidentemente era 100% gay, eso no le incomodaba a Leonard, pero al parecer si le molestaba a la moderadora de la terapia grupal.
-No está obligado a contar nada que no desee compartir.
-Bien, está bien- dijo Leonard con extrema tranquilidad- pues resulta que mi familia es muy conservadora y no puedo decirles nada, que mi familia que no es de núcleo, o sea mis padres y hermana, son unos homofóbicos y cuando sepan de mi situación seguro me van a discriminar y dejar de lado, pero ¿sabes algo?- le dijo directamente a la jotona gorda- que al final eso no me debe importar, no sólo porque es mi vida, sino que ellos no pueden ni deben controlarla, uno no escoge ser bisexual de un día a otro, no amaneces y resulta que te atraen las personas de tu mismo sexo igual o incluso un poco más que las del sexo contrario, pero es algo con lo que se vive y se sobrevive, parte de nosotros quiere creer que lo elegiste y así con la misma soltura puedes decir: “No me gustan más los hombres”. Pero esas son pendejadas, si lo dices es porque crees que puedes quitarte de tantos problemas de discriminación y malas miradas- la cara de Leonard ya no evocaba tranquilidad sino cansancio, sólo él sabía cuántas veces había repetido el discurso a sí mismo y a otras personas de confianza- así que sólo te queda aguatar, esperar a ser autónomo, autosuficiente económica y mentalmente, entonces ya podrás salir del clóset frente a tu familia, cuando ya no te puedan condicionar nada- cortó la frase y se dirigió a la mujer que moderaba la sesión- y es por eso que vas y haces lo que te digan, si ya sospechan que algo está mal, pues no hay que darles más pretextos.
-Leonard- dijo la mujer con un tono muy serio- hablas de complacer a tus padres y terminar por engañarlos, es eso lo que nos das a entender, la razón por la que estás aquí. Pero tienes que entender que de un modo u otro te estás engañando a ti mismo.
-Me habría sorprendido eso hace unos meses atrás, pero ahora es el pan nuestro de cada día.
-Dices que tu vida es una mentira.
-De un modo ¿de quién no lo es?-Leonard estaba muy risueño, no estaba fingiendo, realmente le daba un poco de gusto poder hablar con alguien de tales cuestiones, después de todo la terapia no era tan mala- terminamos siendo un poco conscientes de nuestros propios engaños, pero el revelar un secreto sólo viene a constatar la existencia de otro aún más profundo. Una verdad mental refugiada en el inconsciente no viene a ser más que la punta del iceberg. Entre más sabemos más consientes nos hacemos, más sensibles, más proclives o al dolor, o la plenitud, una plenitud que duele, una hipersensibilidad tan grande y atroz que te lleva a tomar drogas para enmascararlo y debe saber, supongo, lo bien que se siente y no sé si pueda dejarlo tan a la ligera. La verdad es que las drogas no son malas, así nos las han pintado en los medios televisivos y las películas a favor de la moral, pero de ahí en fuera…
-Bien, creo que debemos dejar la sesión por hoy, gracias por tus aportes.
Leonard volteó a ver a sus compañeros de terapia. Si su develación sobre el suicidio y la bisexualidad no les había escandalizado, el asunto del uso de drogas por placer había puesto a las personas un poco alteradas, porque en efecto, eso no era para adictos al trabajo o al estrés, estaba con una bola de drogadictos nada anónimos.

2 comentarios:

  1. APASIONANTE!! Me encantan tus escritos!!

    BESOTES Y BUENA SEMANA!!!!!!!!!!

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  2. Gracias Stanley, siempre es bueno tener tu comentario y tu abrazo. Que tengas buena semana también. Besos

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