domingo, 19 de abril de 2009

El club de las ruedas

Leonard no sabía manejar, era un pesar que le perseguía desde hacía un par de meses, porque sin dicha “habilidad” no podía ingresar a ciertos grupos sociales; y no es que muriera por entrometerse en vidas ajenas con sus galantes problemas existenciales, así como sus reglas tan rígidas como el corsé de una dama del siglo victoriano, de hecho a Leonard se le hacían más amigables los corsés que seguramente usaron las hermanas Brontë, ya que seguramente ellas no sufrieron por no saber manejar, un detallito que le evitaba ir a ponencias, reuniones de oratoria, clubs nocturnos de lectura, ahí la ciudad (que no era su ciudad, cabe recordarse que él era de provincia) los asaltos estaban a la orden del día. Por aquí asomaba la cabeza la señora gorda con un par de pendientes muy finos y al instante o le cortaban los oídos o la cabeza para poderle robar sus pertenencias. Por aquí salía Leonard a la calle y le tomaba más de veinte minutos conseguir un taxi que le llevara a su departamento rentado.
El problema era que la ciudad (aquella supuesta gran ciudad en la cual se encontraba su escuela) dormía, la ciudad dormía y la gente también, con ello el entorno se desentendía de las cargas diarias y contundentes, que si aquí el joven de diecisiete años duerme porque le han mandado a la cama, por allá el chico de veinte muere apuñalado por llevar un reloj muy llamativo.
De cualquier modo nada era seguro, aún el carro era inseguro, bien podían robárselo en el estacionamiento o quizá sacarlo a puntapiés del asiento del conductor. La diferencia era que a Leonard le gustaba engañarse, creer que podía obtener alguna clase de seguro con una carrocería blindada.
Pero ni tenía el dinero para un coche (y sus padres no le prestarían el suyo), ni sabía manejar, lo que le hacía un incomunicado social. Lo sabía, lo excluían de los torpes eventos a los que él deseaba ir, aquellos que se daban en el “submundillo” del arte; un lugar intrigante no por el peligro, sino por lo exclusivo.
Ya le había dicho Alfred (el chico cibernauta de la generación):
-El viernes apenas llegué derrapando a la lectura de Pepa Lee, esa chica sí que sabe obtener becas con un tipo de escritura muy insulsa, verás que se pone lentes de fondo de botella, se aclara la garganta, hace evidente sus frenillos y pone cara de flemática, después inicia su texto… “El día llegó con la promesa de un atardecer que la mayoría de las personas no llegarían a ver, porque el mundo gira y girará sin ti, sin mí, sin ellos mirando al ocaso”. Absurdo, ella es absurda, pero va, es necesario escucharla para destrozarla.
Leonard no había escuchado nada sobre la lectura de Pepa Lee (una de las mejores escritoras, según los profesores, de la facultad). Alfred lo notó y no supo qué decir más que la verdad.
-Lo siento Leonard, seguramente creyeron que era demasiado tarde para un chico de provincia- Alfred se encogió de hombros.
-¿Ser de provincia me hace un incivilizado?
-No, te hace un chico poco conocedor de la ciudad, algo puritano y desconocedor de los placeres nocturnos, siempre quiere llegar a tu departamento temprano y encerrare, la verdad no lo entiendo, se que te duermes has altas horas de la noche.
-Lo hago porque tengo mucho trabajo que hacer, sabes muy bien que estoy intentando ingresar en algún periódico… al menos de poca monta.
-¿Y? eso te hace un ser menos social, créeme.
-Dime la verdad, tú sabías lo del evento, ¿por qué no me invitaste?
-Porque fui invitado, la reunión quedaba a una hora de mi casa, fue algo tarde y me llevaron con otros chicos en su automóvil, no cabía ni un alma más, mucho menos la tuya… lo siento.
Leonard se enfureció, no era cuestión de ser de provincia, o ser un puritano, sino que no tenía coche y aparte era gordo, tanto como para no entrar en la parte trasera de una alguna carcacha mal parida.
-Mira Alfred, no me invitaron porque no me querían ahí y su pretexto fue que no tenía manera de llegar.
-Siento haberte dicho gordo- dijo Alfred con sinceridad- eso no lo puedes remediar de la noche a la mañana, pero lo que si puedes es aprender a manejar... o rentar un coche para que te lleve Edgard, pero réntale uno que convine con su ropa… uno azul- Alfred rió estrepitosamente.
-Oh, cállate ya… homofóbico- dijo Leonard un poco enfadado pero más bien resignado.
-Se que no eres gay, pero sino dejas de juntarte con uno todo mundo creerá que lo eres.
-Sí, sí.
Leonard pensó que el punto no era ser gay o convencer a uno para que lo llevara a los eventos más cotizados de la facultad, ni ser gordo o usar corsé para dejar de serlo, el punto era que le veían como un pueblerino que no montaba caballos, sino mulas y que por todos los poros necesitaba modernizarse.

7 comentarios:

  1. Campano de Cristal, ¡divertidisima, interesante y entretenida como de costumbre! Me leo todas las entradas de Leonard, pero —lo admito— soy un huevon para los comentarios, pero eso no quiere decir que no me hagas pasar un rato divertido, reflexivo y agradable.

    ¡Cambio de Look en el blog! María Antonieta en el tope, la Woolf más abajo, Billy Elliot y Sylvia Plath! ¡Cuanta dama sobresaliente! (excluir a Billy Elliot, claro, el solo es medio afeminado). Se ve bien. Un poco más de trabajo por aquí y por allá se vería mejor, pero no me hagas mucho caso, soy ligeramente obsesivo con esto, o probablemente solo estoy buscando chamba por todas partes (¡jajaja!).

    Por cierto, encontré tres mujeres de Sylvia Plath, pero está en la pila de: por leer. Además de que para que empiece esa pila de por leer, tengo primero que terminar el "Final Fantasy: Crystal Chronicles: My Life as a King" (Sí. Así de eterno es el titulo.) En el Wii, ¿lo has checado (el libro, ya se que no eres asiduo a los videojuegos como un servidor)?

    ¡Saludos!

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  2. Uy, me olvide de hacer catarsis en algo que bien te podría decepcionar... Ayer lo hice, sí.

    Compré el DVD de Across The Universe, me costó doscientos pesotes y llegué a mi casa a chutarmela. Vi el disco de material extra y mis temas favoritos de la pelicula. Siiiií. Me gusta. ¡Si lo sabe dios que lo sepa el mundo!

    Ahora sí, ¡Saludos!

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  3. Muchas gracias por pasar Fred, no te preocupes por los comentarios, uno de vez en vez me comunicará lo que piensas sobre el blog. Debo admitir que me siento halagado por decir que la nueva imagen se ve bien, y aunque tienes TODAAA la razón al decir que un poco por aquí y un poco por acá sería algo bueno, también debo admitir que no creo moverle más… al menos por el momento, sabes que lo del blog no se me da muy bien, pero se hace el esfuerzo.
    Qué bien que compraras “Across the Universe”, yo suelo esperar los descuentos (sí, aún mi incansable vena de comprador tiende a esperar un poco… pero solo un poco) pretendo comprar el soundtrack pero no le prometo nada a mi obsesión mercantil… existen algunos libros que me coquetean desde hace tiempo. No he leído “Final Fantasy: Crystal Chronicles: My Life as a King”… no sabía nada de él.
    Por cierto, sí, algo afeminado el Billy Elliot, pero se codea con la Woolf. Saludos.

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  4. No, no me di a entender. “Final Fantasy: Crystal Chronicles: My Life as a King” es un juego del wii. =)

    Qué no había terminado de jugar hasta ayer, ahora puedo continuar con cualquier otra cosa. =)

    ¡Saludo!

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  5. Mmmmm sólo a mi se me ocurre creer que es un libro... es que solo pienso en ello. JA,que cosas Fred, gracias por aclarar.

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  6. hey, que tal?
    Leonard va genial, me encanta, quiero seguir leyendo, no pierdo la pista jijij. Y que bien ya vi que pasaste por el blog de Eloy es bueno jajaja.
    pero tú también y de igual manera me gusta leerte.

    un besote grandote, te kiero, bye.

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  7. Gracias Mar, espero te sigan gustando las entragas, espero ponerle algo denso a la historia, ya lo verán el siguiente mes. Y sí, pasé a ver a Eloy, algo complicado el hombre pero interesante. Saludos, un beso de regreso.

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