viernes, 13 de marzo de 2009

¿Por qué “La campana de cristal”?


Es muy simple, apenas leí el libro de Sylvia Plath titulado “La campana de cristal”, en el cual relata su crisis existencial a los diecinueve años de edad, de hecho cumple los veinte en el transcurso del libro. Y bueno, vamos por partes, primero la protagonista llamada Esther Greenwood (el evidente alter ego de la autora) es una muchacha que aspira a escritora y que recibe una beca para irse a la “gran manzana”, ella es una chica de provincia y sencillamente no encaja, no sabe moverse por dichos rumbos, no tiene contactos, es aplicada en los estudios, se podría decir que en la teoría es buena pero al momento de enfrentarse a la vida tiene cierta hipersensibilidad ante la misma.

En el libro Esther habla en primera persona y nos va describiendo sus experiencias con un tono algo sufrido pero finalmente frío, no se malinterprete, es frío como la declaración de un asesino que dice de frente: “Sí, yo lo mate ¿y?”. Con su novela Sylvia nos habla de una realidad punzante que te pone a pensar, como lector, cuál es el camino que tomarás: el de la cordura o la locura.

Debo decir que el libro me movió demasiado, primero porque lo leí exactamente una semana antes de cumplir veinte años, así que cumplí años junto con la querida Esther Greenwood, además, soy un intento de escritor que ha recibido un par de becas para poder perseguir sus propias ambiciones, y si a eso le agregamos que en la lectura de dicha novela me enfermé y tuve fiebre de cuarenta grados (debo admitir, es exquisitamente turbador, tienes alucinaciones… en mi caso fantasee con la película de “La duda” tooooddaaaa la noche
http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article5199.html) entonces puedo decir que Sylvia Plath me hace pensar en la razón por la cual uno puede meter la cabeza al horno para cocinar su propia muerte (ella se suicidó de esa manera).

“La campana de cristal” me deprimió de una forma que ningún otro libro lo había logrado desde hace tiempo, dejándome indefenso ante el mundo creyendo que quizá la campana de cristal que pendía sobre mi cabeza había caído y me había atrapado en un aire viciado, y yo, retumbando entre las paredes curvas desafiando a la cordura, me perdía en mis pensamientos de una vida absurda, porque quizá todos queremos tomar unas píldoras para dormir y meternos en un pequeño rincón hasta morir asfixiados… no lo sé.

El mismo día que terminé el libro (un día antes de mi cumpleaños) vi la película “Sylvia”, protagonizada por Gwyneth Paltrow, la cual no es muy buena ni muy mala, pero es la continuación en la vida de la poetisa estadounidense basada más en sus problemas maritales que en su conflicto creativo, tan brillante como desgarrador. No puedo quejarme, la película me gustó, pero no despertó el espíritu suicida en mí (eso es bueno, pero es sólo otra forma de decirme que no me movió del todo).

Puedo decir que Sylvia Plath me ha hecho pensar en las elecciones que vendrán, ella tuvo que elegir entre ser la madre perfecta, la esposa adorable o la escritora punzante y la académica preponderante. De cualquier modo ella nos dice que la muerte está ahí, esperando, puedes o no correr a sus brazos, puedes esperar a que llegue, huir, vivir con cierta alegría, engañándote o realmente gozándote, eso es cuestión de cada uno. Por mi lado puedo decir que el horno de mi casa no sirve, así que por el momento estoy a salvo.

3 comentarios:

  1. Saludos! Que freak debe ser suicidarse con la cabeza en el horno. ¿Qué no da un poco de hueva? Estar ahi de rodillas... yo soy más de microondas.
    El acto me recuerda a las virgenes suicidas.

    c-h-a-l-e. Lo siento es todo lo que me sale a esta hora. ¡Ja! Pero cuando lo lea prometo hacer un mejor comentario.
    ~fred

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  2. mmmmm!!!! me gusta y claro es bueno, si genial ahora podre leer algo de lo que escribes, ya que tu libro no se cuando tendre el placer.
    suicidio, no me gusta la palabra y la vida es demaciado valiosa como para que sea precisamente uno el que termine con ella.

    besos!!!

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  3. Hola.

    Fred: espero que puedas leer el libro, por el momento esta agotadísimo en las librerías, pero vale, siempre están las de segunda mano.

    Mar: Sí, mi libro no tiene fecha… y lo que es peor, no tiene editorial ja, ja, que mal, pero ni modo, a tocar puertas para la publicación, por el momento espero que disfrutes de mis escritos un poco cortos y quizá algo desangelados, pero intentaré dales algo de brío.

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