viernes, 2 de abril de 2010

Tortuosa satisfacción

Por más que lo deseaba no podía concentrarse, mientras intentaba escribir o leer, los pensamientos de cualquier índole le venían a la cabeza para taladrarle las neuronas, Caetano Veloso cantaba “Vuelvo al Sur” y eso le ponía algo melancólico, mucho más de lo normal. Otras vacaciones se postraban ante sus ojos, y aunque dos efímeras semanas se planteaban cual señal aparentemente esperanzadora, Leonard prefería pensar que el tiempo pasaría, evaporándose entre las ideas de Buñuel, Beauvoir, Careri, Shakespeare y Hammettm, esos autores que estaría revisando en sus pequeños lapsos de lectura… sin embargo seguía en lo mismo: No quería pensar.
Recordaba que poco tiempo atrás (quizá siete meses atrás) entró a la bañera con un solo pensamiento: “Ya no tengo las mismas cavilaciones de antes, me he vuelto enteramente banal”, después había caído en un lapso poco apremiante entre la colisión de pensamientos y acciones tortuosas, no tenía otra palabra, “tortuoso”, de ahí nacieron varios pensamientos que le dejaron sin descanso por semanas que pasaron a ser meses y después más de medio año con las mismas ideas en la cabeza. Pero ahora estaba libre de toda colisión efectista aparentemente metafísica e intelectualoide, estaba algo tranquilo en aquella zona de conford y al cerrar su volumen de “Como gustéis” encendió un cigarro para asomarse por la ventana de su habitación de aquella casa en la cual se sentía un poco cautivo.
Seguía sin querer sobar demasiado las neuronas, pero recordaba que aquella noche en la que había vomitado a raudales y su mente se había entrometido en los espacios más viciados del conocimiento, había despertado en la cama de un hombre cuyo nombre no recordaba, tenía la cara de Travis Barker pero sin tantos tatuajes, que le sonrió cuando recobró los cinco sentidos, que quizá o habían tenido sexo o lo había tomado de juguete sexual, el punto es que intentaba recordar antes de su ligera conversación:

-Despertaste- dijo el chico Travis.
-Ya lo creo…- Leonard entrecerró los ojos como quién intenta reconocer a alguien.
-¿No me recuerdas?
-No… Travis...- Leonard echó una carcajada adolorida al aire- me duele la cabeza.
-Bebiste mucho, vomitaste mucho, pero después de eso te sientes mejor- el chico estilo Travis sonrió- ¿por qué Travis?
-blink-182, ¿el baterista?
-¿Por el peinado que tenía ayer?- entonces el chico hizo una seña hacia su cabello, el cual estaba peinado como un mohicano, sin ser realmente uno, lo que le hizo suponer a Leonard que la noche anterior era un auténtico mohicano.
-No recuerdo ni cómo estabas peinado ayer.
-Ni mi nombre.
-Ni como llegué aquí…- Leonard sólo pudo sonreír torpemente- pero no es muy justo ni auténtico que te llame Travis, él suele llevar gorra- fue entonces cuando el chico rubio salió de la habitación por un momento.
Leonard apreció que el lugar tenía un aspecto rústico, demasiado para un chico estilo blink-182, la habitación era sencilla más tenía un aire de hotel colonial, con muebles de madera, zapatos lindos tirados por aquí y allá, playeras desmangadas con miles a agujeros, cinturones con estoperoles para cinturas muy delgadas, así como un par de bocinas, una laptop, un cañón para proyectar y una torre de películas en el buró. Justo se enderezaba cuando regresó el chico.
-Aquí está- se puso una gorra roja- ¿ahora sí?
-¿Estás drogado?
-No, ¿quieres que lo estemos?- preguntó aquel chico con tono jovial y algo inocente.
-¿Qué edad tienes?, ¿doce?- dijo Leonard con descaro y mucha crueldad- mira nada más, estoy hecho una mierda, no sé ni cómo llegué aquí y quieres drogarte, hombre ¿pero qué te pasa?
-¿A mí? Tú eres el perdido, yo vivo aquí.
-Touché- Leonard volvió a reír histéricamente- mejor cierro mi bocota y doy gracias de que no vendieras mis órganos o algo así.
-De algo te han de servir ahí adentro- el chico se encogió de hombros- por cierto, tengo treinta años… ¿quieres ir a comer o algo así?
-¿Qué hora es?
-Las dos de la tarde.
-Joder- susurró Leonard- JODER- gritó- ¡JODER!- dramatizó- se deduce que estoy en observación, debí llegar a mi casa hace cuatro horas. También tengo grupo de… bueno, grupo de algo.
-¿Quieres que te lleve?
-No vivo en la ciudad, debo tomar un autobús, pero antes acomodar mi cabello para no lucir como puta de Park Avenue.
-Viví en Nueva York, no pareces una de ellas.
-Tienes una respuesta para todo ¿eh?- Leonard se ponía los zapatos e intentaba arreglar su cabello en el espejo de la habitación cuando preguntó por el baño e ingresó a él- no es que tenga problemas con el alcohol, sencillamente no se me da el ingerirlo en grandes cantidades, espero no haber vomitado sobre ti.
-No lo hiciste.
-Bien, eso me llena de orgullo, yuju- salió del baño y entro a la estancia principal, la cual comprendía un pequeño comedor de madera así como unos sillones de gusto exquisito.
-Aquí está- el chico le dio su pequeño bolso café.
-Gracias- Leonard lo tomó con total encanto, después de todo aquel chico no era ni por asomo feo, tenía esa gran característica que tanto le atraía: era delgadísimo, y por si fuera poco no había sido un insolente en ningún aspecto. Era verdad que no recordaba nada de la noche anterior, existía la posibilidad de que lo hubiera tomado de muñeco inflable sexual, pero no tenía tiempo para investigarlo; más allá del exceso de alcohol no sentía que ninguna otra parte de su cuerpo se encontrara ultrajada, violado no se sentía- aunque nunca he sido violado, no tengo punto de comparación- pensaba mientras salía del apartamento de aquel chico con esperanzas de no tener “grandes consecuencias” en casa.

2 comentarios:

  1. Hola, ya tenía tiempo que no pasaba. De nuevo me dejaste sin palabras. Aunque vi algunos errorcillos :P
    “en la había vomitado a raudales” creo que falta la palabra QUE.
    “sientes” aunque suena mucho más realista no sé si así lo quisiste dar a entender o es meramente un error.
    Muy buena la narración. Creo que poco a poco me acostumbro a los personajes.
    Muy buen texto.

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  2. Hola Luis!!!! Me da mucho gusto que pases por aquí, en verdad me entusiasma. Gracias por marcar los errores… si te soy honesto suelo escribir los textos y pocas veces los leo antes de publicarlos… perdón, perdón, ahora me doy cuenta que es un insulto a mis lectores porque se me van infinidad de errores. Sin embargo me encanta tu perspicacia, cuando el chico Travis dice: “Te sientes mejor” lo dice con toda la intención, es que el chico es extranjero y no maneja bien el español, pero ese es un punto que pretendo aclarar en otras entradas… pfff insufribles historias con extranjeros JAJAJAJAJAJA… bueno, ni tan insufribles. Saludos!!!!!

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