domingo, 4 de abril de 2010

Leonard y Leonard

-¿Y ahora qué haces?- preguntó Leonard mientras veía a su padre, quién se encontraba al otro lado del escritorio con varios libros sobre distintos tipos de gastronomía: italiana, mexicana, cubana, española, argentina…
-Reviso unos libros para la prueba de mañana.
-No sabía que ahora también evaluaras gastronomía.
-Tampoco lo sabía yo, pero me lo pidieron y estamos en esto- su padre tenía como de costumbre su cigarro encendido en la mano derecha y lo mecía en el aire- viene esta mujer por parte de los directivos y me deja la solicitud en el escritorio como si de un día para otro el nivel cognoscitivo de las personas se ampliara de forma magistral.
-No creo que confiara del todo en tu intelecto, más bien en tu sentido del gusto.
El padre de Leonard, quién también se llamaba Leonard, empezó a reír con un tono adusto por el cansancio.
-Es algo que nos molesta a todos, que nos soliciten por nuestra voracidad y no precisamente por el intelecto.
-La voracidad… la voracidad supongo…- Leonard se quedó pensativo, no tenía ningún comentario chispeante sobre un tema tan sencillo como el sentido del gusto, la voracidad, el intelecto, todas esas cuestiones que aunadas tenían algún sentido para el lenguaje. Se quedó pasmado, habría sido fácil hacer un juego de palabras sobre el apetito orgánico y el intelectual, o quizá la diferencia entre el sentido del gusto así como el “buen gusto”, ya que seguro evaluaría sabor y presentación del platillo, pero su cerebro se quedó congelado; lo único que pudo pensar fue: Malditas drogas.
-Te quedaste sin palabras- su padre volvió a reír pero con mayor alevosía- eso sí que es una novedad.
-Supongo- Leonard se sentó frente al escritorio de su padre y tomó uno de los libros- debo confesarte que siento haber perdido el rumbo…- así lo soltó cual Enola Gay sobre su objetivo, sin embargo su padre sólo afirmó con la garganta, así que continuó- me gustaría recuperar mi departamento, apenas tengo un par de semanas sin él pero me cansa mucho viajar, y el grupo con gente adicta me quita el tiempo, sé es mi culpa por involucrarme en cosas que no convenían pero siento que todos estos cambios no me están ayudando- fue ahí donde su padre despegó la vista de su libro de gastronomía italiana, dejó su colilla en el cenicero y prendió otro cigarro.
-Mira hijo…- se detuvo un por un momento mientras daba la primera bocanada a su cigarro- tienes veintiún años, en teoría puedes hacer lo que te venga en gana y lo sabes, conozco a la gente de tu edad, y no lo digo sólo por decirlo, ni porque crea que eres como los demás, porque sé que no lo eres- sacudió las cenizas en el pequeño recipiente de cristal- pero esos jóvenes de allá no están tan consientes de su situación económica como tú, me refiero a que sabes que no puedes mantenerte a ti mismo, no eres autocrático y presiento te duele; ganas tus centavos por tu cuenta y eso te sirve para salir con tus amigos, hospedarte aquí y allá, eres medio snob- cuando Leonard escuchó que su padre pensaba lo mismo que muchos de sus conocidos, le dio un vuelco el estómago- eso tiene sus ventajas, disfrutas de varias cosas, pero no voy a dejar que te tires a la perdición por no sé qué razón-volvió a succionar su cigarro- lo he notado, estuviste con mala cara durante varios meses, después adelgazaste, tienes algo ahí que no me quieres decir y lo respeto, pero no me pidas que me haga de la vista gorda como los otros padres fingiendo que estás bien, porque no lo estás- se quedó pensativo por unos segundos baste incómodos- eres bueno escondiendo las cosas y yo no quiero ser un padre intrusivo, justo ahora espero haberte enseñado lo que te conviene y lo que no, sin embargo prefiero tenerte cerca por un rato…
-Como si estuviera en observación, cual adolescente.
-Ay hijo, es que cuando eras adolescente te comportabas de una forma más madura de lo que ahora nos muestras a tu madre y a mí.
-Me habría gustado hacer las cosas mal en ese entonces.
-No es tu estilo- le sonrió su padre- pero parece que quieres hacerlo mal justo ahora.
-Quizá no lo intento, sólo me salen mal.
-Ese es un punto interesante que seguramente no querrás discutir justo ahora ¿o sí?
-La verdad es que no, sólo quiero mi vida anterior de vuelta- Leonard se levantó de su asiento.
-La verdad es que yo también quiero a mi Lenny de regreso, ¿pero qué le puedo hacer?- su padre sonrió con un aire de melancolía y se volvió a sumergirse en sus libros sobre gastronomía del mundo.
-Me invitaron a salir todo el fin de semana entrante.
-Adelante, sólo intenta no hacer las cosas tan mal y llegar a la hora que dices vas a llegar.


Leonard se preparó para un fin de semana aparentemente "vacacional"

7 comentarios:

  1. Me enterneció Leonard padre. Aparentemente un padre de verdad!!

    BESOTES Y BUENA SEMANA!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Te gusta el, Teatro?

    Me gustaría que escribieramos uno, en conjunción. Te veo después de vacaciones.

    ResponderEliminar
  3. Satanley, gracias por pasar por aquí. Besos y que también tengas buena semana.

    Luis, me gusta el teatro!!! no tanto, lo suficiente... me encantaría escribir algo juntos... soy piscis JAJAJAJA eso afecta??? JO. Gracias por pasar, me agrada tenerte por aquí. Saludos pues y nos vemos después.

    ResponderEliminar
  4. eso me recordo a mi jajaj, quien entiende a los padres, cuando eres adolescente y te portas maduro eres bueno, pero cuando creces y te portas como adolescente se enojan, me no entender.

    un saludo mister "L"

    ResponderEliminar
  5. Sinesterrrr!!! Qué gusto tener tus letras aquí en mi espacio hipertextual (mira yo, creando la propiedad privada en el rizoma caray!!!)

    La cosa con los padres es que después de que los ves como lo que son: mortales, personas como tú y yo, la cosa se cae. Cuando uno quiere ser adulto y dejar de ser adolescente, pfff caray, creo que todo es por la separación del "yo" ¿no?... uno es correcto con los padres para satisfacerlos, después creces y eres otro, eso no les parece y tú como hijo lo notas, te hace sentir algo miserable, pero comprendes que es evidente que no puedes darles gusto, pues eres un "yo" contextual, forjado por todo lo que te rodea (incluidas tus elecciones), es eso o terminas por ser un remedo parental. Al final ya no se sabe si eres lo que quieres ser o sólo una contraposición de lo que ellos forjaron... la vida en contrastes y matices.

    Uff saludos chico "C".

    "No me culpen!!! así me educaron" le diré a la sociedad. JAJAJAJAJAA

    ResponderEliminar
  6. Jajajaja. Buena deduccion watson, es cierto, somo un reflejo de nuestros padres, pero no entiendo como puedes llegar a hacer lo mismo que tu papá, mamá o familiar solo para darles gusto. No es mi caso, pero, siento que aun en esta sociedad "mas abierta" se siguen dando casos en que el hijo estudia lo mismo que los padre, sin improtar si en realidad es lo que quieren, o tal vez como dices, ya son un doble o clon de los padres.

    Bueno, no soy uno de esos. Estan en su derecho ser como sus padres jajajaj, un saludo mister "L"

    ResponderEliminar

Lalalea aquí