sábado, 27 de marzo de 2010

Curiosa realidad

Ni usando los dedos de sus manos y los de sus pies podía contar las desgracias que ahora veía Leonard a su alrededor, quizá el drogarse no le ausentaba del mundo, quizá le daba clarividencia, quizá después de regresar de tal zona de confort lo único que existía era dolor, pero no uno propio, sino más bien ajeno, ya que Leonard se encontraba feliz como en pocas etapas dentro de los últimos meses, sin embargo si no le ponía un freno a su empatía entonces terminaría por decaer.
Él que había estado a punto de matarse, coqueteando con la idea cada día, ahora se daba cuenta que alejándose de tal puerperio existencial la vida ajena parecía mucho más pesada de lo usual.
En el escaso tiempo de un mes había visto más de cinco parejas amorosas de sus amigos íntimos entrar en crisis y colapsar, también presenció cómo dos personas muy cercanas a él se quedaron sin casa en menos de 24 horas (a una de ellas le derrumbaron el edificio), otro quinteto de amigos resultaban tener problemas con sus ex amores, una amistad de antaño tenía cáncer, otra más problemas depresivos tan similares a los suyos que temía se suicidara en cualquier momento, mientras el resto de la sociedad estudiantil danzaba y zapateaba en pro de algunos problemas políticos que a él poco le importaban, ¿era acaso que sentía ser un egocéntrico al pensar sólo en su felicidad y tranquilidad? No quería ponerse triste por todo lo que le rodeaba en tal manera con tanta proximidad, pues aunque siempre consiente de la devastación mundial, algunas cosas le rompían el corazón por la cercanía con la cual se presentaban… ¿qué tenía que hacer? Los diálogos se presentaban frente a él… pero ¿qué podía hacer Leonard?, ¿cómo dar ánimo?

“¿Qué puedo hacer Leo, si ya no le intereso?”
“¿Cómo ves Leo?, tengo cáncer, ¿no es irónico?”
“Ya tengo donde vivir, no Leo, ya sé que ahora ni tú tienes departamento, no te preocupes”
“Pues si sabía cómo soy yo ¿por qué se metió conmigo? Yo no quería lastimar a nadie… tampoco pretendía ser lastimado”
“No tengo ganas de levantarme de la cama, tengo miedo, no sé si podré despertar mañana”

Diálogo tras diálogo, letra por letra le envolvían cada vez más en las horas nocturnas. Lo único que les podía brindar era un buen rato, hacerlos reír, un poco como si fuera alguna especie de torpe cortesana agitando el abanico frente a ellos, hasta ahí, nada más, no tenía más que darle que su presencia así como los torpes comentarios… pero cada vez se hacía más difícil.

-Soy un egocéntrico por no saber qué hacer… no es un “pobre de ellos”, todo esto suena a un “pobre de mí”, “pobre de mí que no puedo hacer nada”, eso sí que es ser un egocéntrico- pesaba sentado en una banca del centro en aquella ciudad de provincia, acababa de ver a su amiga quién le dijo de frente “Tengo cáncer” y después remató con un “Es irónico ¿no?”, la cosa es que no sólo tenía cáncer sino también estaba embarazada, todo era una encrucijada, las variantes eran poco alentadoras. Podía morir antes del parto, podía morir en el parto, podía sobrevivir pero el bebé nacería mal, podía ni siquiera nacer el bebé –cáncer en la sangre- seguía pensando Leonard con la mirada perdida.

-No tienes opción, no puedes preocuparte por todo- le decía Viviana en la fila de espera para ingresar a uno de tantos centros nocturnos de aquella ciudad provinciana.
-Ya Leo, a la mierda esas personitas tontas con sus relaciones, el problema es que les gusta tomarte de trapito lagrimero- le comentó Igraine con su típico tono mordaz.
-Bueno chicas, si lo dice es porque así es Leo- terminó por cerrar el círculo Morgause.
-Mamadas, mamadas- gritoneó Igraine con un tonito histérico pero sumamente divertido- estamos aquí para disfrutar, a mí me gusta bailar, a ti te gusta bailar, a ti también, a él también- dijo y señaló uno tras otro de sus acompañantes.
-Me siento un poco…
-¿Impotente?- le interrumpió Morgause con todo el tacto que poseía.
-No, más bien culpable, me refiero a que todos ellos sufriendo, yo acá gozando, no parece justo.
Viviana empezó a reír cuando Leonard terminó su enunciado.
-Mira Leo, como si no hubieras sufrido ya suficiente, como si todos los de aquí hemos sufrido más de lo que deberíamos soportar, pero igual lo hacemos, sobrevivimos y justo ahora gozamos.

Entraron al antro “Discoteca tiene un aire más ochentero” le había dicho Morgause. Sus amigas parecían muy interesadas en la “recuperación” (si es que así se le podía llamar a su entrada y salida de las drogas y el amor como una droga) a tal grado que le acompañaban a los antros gay en la zona. Viviana era toda una dirigente, Morgause la excelente mediadora mientras Igraine era la fabulosa incitadora, las tres heterosexuales… quizá sólo dos, pero eso poco importaba.
-Te ves fabulosa Morg.
-Igual no importa, las chicas no venimos a buscar nada- festejaba Igreine con una copa en mano y con la música en pleno volumen.
-Sólo recuerden que mañana tenemos trabajo que hacer- aleccionó Morgause.
-Oh tonterías…-apenas decía Leonard cuando un hombre rubio, alto se acercó y le ofreció un trago. Leonard sólo rió en voz alta y meneó la cabeza en forma negativa.
-¿Acabas de despreciar a un perfecto extranjero con Lady Gaga de fondo?- le reprimió Viviana mientras efectivamente la Gaga decía po-po-poker face, po-po-poker face- ve por él.
-Ya tuve suficiente con los extranjeros ¿recuerdan a Nick? Además, siempre terminan por irse, es como ponerle caducidad a la relación.
-Por el noviazgo no te preocupes, llega solo y solo se va, pero ni digas nada que el Nick no te interesaba- dijo Igraine mientras el remix de Gaga decía “mamamamama”.
-Tienes razón, no me interesa, pero por mí todos los extranjeros se pueden ir al fondo del océano- gritó Leonard a todo pulmón, sobrepasando ligeramente el sonido de la música, al menos para aquellos que estaban realmente cerca, así tomó su vodka y lo ingirió.

Se embriagó. Ya le había dicho Steve que no tomara vodka en coctel, al menos uno que tuviera dulce… y su vodka sí que tenía jugo de cualquier índole, pero era dulce. Y mientras sacudía su melena junto con su trío de amigas no pudo resistir la necesidad de ir a vomitar a los baños.
-Morg, estoy muy ebrio… muy, muy ebrio, ¿puedes llevarme al baño?
-Sí Leo, toma mi mano.
-Mejor tomo tu hombro- Leonard empezó a reír histéricamente- ¿Qué pasa conmigo? ¿Es que no puedo vivir sin recurrir a cualquier método de disociación?- decía ya en el baño aparentemente unisex.
-No pienses en eso Leo- Morgause se notaba algo preocupada.
-Estoy bien, ya deja ese tono- decía entre los intervalos del vómito- sólo que no sé qué hacer con la gente… ¿sólo escucharla?... ¿qué facilón?
-Ay, ay, eh, Leo, mejor vomita y luego hablas.
-Que estoy bien carajo- ya estaba por dar las últimas bocanas de vómito etílico- quiero hacer algo más que drogarme, tomar alcohol y salir a dar el roll… quiero hacer algo productivo- fue ahí donde empezó a llorar.
-¿Ya terminaste?- preguntó Morgause por mera cortesía, pues en ese mismo momento lo sacaba del baño para poderlo limpiar frente al espejo.
-Que estoy bien- Leonard eructó- ¿sabes? Yo era inteligente y elegante- decía mientras se acomodaba el cabello- sabía el rumbo de mi vida, y entonces vengo a meterme en esta facultad de mierda y me cambia todo el estatuto de vida, todo es subjetivo, nada es lineal.
-Si estás ebrio nada va a ser lineal Leo, ay ni ebrio dejas de pensar tanto.
-No es que piense- volvió a sollozar- pero… pero… estoy perdiendo todo de mí, yo no era así, yo era inteligente y elegante, ahora no tengo identidad, no tengo rumbo, no soy nada, no soy nada, ¡NO SOY NADA!- gritoneaba algo histérico ganándose la mirada de indiferencia de sus compañeros de baño.
-Leo, sigues siendo inteligente y elegante, sales de baño y lo primero que haces es acomodarte el cabello.
-Eso es ser algo vanidoso ¿no?
-Sí, ahora eres más vanidoso que antes, pero eso no tiene nada de malo.
-Nadie me nota. No me importa, prefiero que no noten que cambié.
-Eso sería imposible Leo.
-Pobre gente, se quedaron si casa, no tienen pareja, no tienen nada, no tendrá a su hijo, no tiene nada.
-No puedes hacer nada al respecto.
-Al menos podría no estar ebrio- volvió a sentir la necesidad de vomitar, sin embargo se sentía algo dichoso, aquella sensación no era por su exceso de nerviosismo o ansiedad, tampoco porque estuviera deprimido, si vomitaba era por una cuestión orgánica, mucho alcohol que pedía salir sin más, las emociones eran un aderezo de la situación, no el evento en sí.
-Pero entonces si sigo siendo inteligente y elegante ¿por qué me engañó Orlando?, ¿por qué se fue con Edgard? Es porque Edgard es más inteligente y elegante ¿verdad?
-Es porque Orlando no cree en la monogamia y Edgard tampoco, eso y que seguro Orlando sintió no estar a tu nivel y por eso se fue con Edgard, quién a pesar de toda su elegancia e inteligencia no es tan… tan… tan…- balbuceaba Morgause.
-No digas más, Edgard es inteligente y elegante, mucho más que yo, Orlando nunca me amó y por eso fue infiel y yo estoy aquí queriendo olvidar que mucha más gente tiene problemas más grandes que los míos, cuestiones más difíciles que superar mientras me bamboleo como un flâneur por la ciudad de noche, de día, en la tarde, de un lado, del otro, arriba y abajo… Morg… ahora regreso, tengo que vomitar.

Después de eso la noche le fue enteramente borrosa a Leonard.

2 comentarios:

  1. "Pesimismo..."

    Ya sos mayor de edad
    tengo que despedirte
    pesimismo

    años que te preparo el desayuno
    que vigilo tu tos de mal agüero
    y te tomo la fiebre
    que trato de narrarte pormenores
    del pasado mediato
    convencerte de que en el fondo somos
    gallardos y leales
    y también que al mal tiempo buena cara
    pero como si nada
    seguís malhumorado arisco e insociable
    y te repantigás en la avería
    como si fuese una butaca pullman
    se te ve la fruición por el malogro
    tu viejo idilio con la mala sombra
    tu manía de orar junto a las ruinas
    tu goce ante el desastre inesperado
    claro que voy a despedirte
    no sé por qué no lo hice antes
    será porque tenés tu propio método
    de hacerte necesario
    y a uno lo deja triste tu tristeza
    amargo tu amargura
    alarmista tu alarma
    ya sé vas a decirme no hay motivos
    para la euforia y las celebraciones
    y claro cuandonó tenés razón
    pero es tan boba tu razón tan obvia
    tan remendada y remedada
    tan igualita al pálpito
    que enseguida se vuelve sinrazón
    ya sos mayor de edad
    chau pesimismo
    y por favor andate despacito
    sin despertar al monstruo.

    Mario Benedetti

    *** No cargues al mundo sobre tus hombros... ya otros lo han hecho y han padecido esguinces cervicales por años *** Saludos, te sigo!

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  2. Chica, mil gracias por el poema, es... mmm no lindo, no hermoso, sí literariamente agradable y literalmente también, Benedetti es un maestro, aunque no es mi hit... siempre digo "no era mujer" (ja, mal chiste que uso con toda personalidad masculina, para ser mi hit debe ser mujer... mal, mal, lo sé) Saludos, gracias por leer y comentar. Evidentemente no se puede cargar el mundo sobre los hombros.

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